martes, 30 de noviembre de 2010

MOLLY, NO PUDIMOS SALVARTE

Molly es un nombre inventado. Se lo puso Kate cuando estaban por llevarla al quirófano, porque Molly se estaba muriendo. Era urgente operarla. El día antes, Sara y su pareja la habían recogido de la carretera, alguien la había atropellado y allí la dejó tirada, ellos la recogieron y la trajeron a la clínica. La veterinaria estuvo cosiendo sus heridas e intentamos calmarle el dolor. Kate la acogió en su casa por la noche, a la mañana siguiente Molly debía ser intervenida por la fractura de su codo, pero entonces nos dimos cuenta de que su cuerpo se estaba hinchando. Unas pruebas demostraron que su abdomen se estaba llenando de líquido, la operaron y aunque se consiguió coser su vejiga rota, la infección ya había tocado el riñón y otros órganos. Estamos casi seguros de que el coche le pasó por encima aplastándola, su codo roto era una minucia al lado del destrozo que le hicieron por dentro.

Su corazón se detuvo antes de que la operación terminara. Molly murió.

Y la rabia y la impotencia se apoderó de todos los que estuvimos intentando salvarla. Rabia contra el mal nacido que se desentendió de ella, porque sabemos que Molly llevaba más de un año abandonada. Rabia por el que conducía el coche que le pasó por encima y ni siquiera se detuvo. Rabia porque aquí 'no pasa nada', dos atropellos en dos días y aquí 'no pasa nada'.

Los de siempre recogemos lo que los demás tiran, y aquí 'no pasa nada'.

Estamos cansados, enfadados y dolidos, porque ninguna Molly se merece una muerte así y menos que su muerte no sirva para nada, así que desde Galgos 112 te decimos en nuestra despedida, querida Molly, que tu muerte no será en vano, y haremos todo lo posible por conseguir que alguno de los malos que en tu vida se cruzaron paguen por tu sufrimiento.

Descansa guapetona, que ya está bien.

Fuente: Galgos 112

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